CABAÑAS

Si coges lo queda la tierra y con eso construyes sobre ella, será buena arquitectura, y así cobran sentido los  fuertes de roca en las montañas, los iglús en la nieve y los pueblos de arena en el desierto.
Nimule está lleno de cabañas, de planta circular, muros de barro y cubierta de paja, con una puerta y unos pequeños huecos por donde ventilan, construyen el paisaje, integrándose como los árboles, como el mismo río. Pero como en otros muchos sitios, la globlización está minando el buen hacer de la arquitectura, y aquí algunos de los vecinos han empezado a utilizar chapas metálicas para las cubiertas, les parece que son más resistentes y que son para siempre, no como la paja que hay que renovarla cada cinco años.
Para hacer una cubierta circular con chapa hay que desperdiciar mucho material, así que se han empezado a hacerlas cuadradas. A diferencia de la cubierta redonda donde todos los palos son iguales, en la cuadrada la estructura principal son los cuatros palos de las esquinas, así que el muro, ahora cuadrado, se refuerza en las esquinas y el resto pasa a ser mero cerramiento, dando la oportunidad de agrandar as ventanas sin afectar a la capacidad portante del mismo. Es decir, la mismísima evolución del románico al gótico. 

Pero esta evolución supone un alejamiento del territorio, un uso de materiales que nada tienen que ver con el lugar; las chapas resultan inaccesibles, por caras, para la mayoría, y eso mismo hace que sean distintivo de las clases pudientes. El barro queda para la gente sin recursos. La gente que tiene más dinero lo demuestra cambiando su fresquita cabaña de barro y paja por una casucha de ladrillo mal cocido y chapas, donde el calor es insoportable, y la lluvia las convierte en un tambor de hojalata que hace imposible dormir, hablar o escucharse a uno mismo, donde los bichos y el polvo entran por las ventanas. El barro, fresquito, barato, que ha dado cobijo al mundo durante miles de años se descalifica. Y así sienten que progresan. Y así sentimos que progresamos.